13 enero 2005
Cuentos Zen
5:50 p. m. | Publicado por
El Vichen |
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Una serpiente había mordido a tantos habitantes de la aldea que eran muy pocos los que se atrevían a aventurarse en los campos. Pero era tal la santidad del Maestro que se corrió la noticia de que había domesticado a la serpiente y la había convencido de que practicara la disciplina de la no - violencia.
Al poco tiempo, los habitantes de la aldea habían descubierto que la serpiente se había hecho inofensiva. De modo que se dedicaban a tirarle piedras y a arrastrarla de un lado a otro agarrándola por la cola.
La pobre y apaleada serpiente se arrastró una noche hasta la casa del Maestro para quejarse. El Maestro le dijo: "Amiga mía, has dejado de atemorizar a la gente y eso no es bueno".
"¡Pero si fuiste tú quien me enseño a practicar la disciplina de la no - violencia!"
"Yo te dije que dejaras de hacer daño, no de silbar".
Y la moraleja del tito vichen...
Nos quitamos la armadura para madurar, para ser más buenos, para evolucionar... lo que quieras. Y en cuanto te quitas la armadura que has creado para sobrevivir en el campo de batalla... zas.. flechazo en todo el corazón y muerte automática
Moraleja: Procura quitarte la armadura en la más completa oscuridad, para que nadie descubra donde tiene que dispararte.
Al poco tiempo, los habitantes de la aldea habían descubierto que la serpiente se había hecho inofensiva. De modo que se dedicaban a tirarle piedras y a arrastrarla de un lado a otro agarrándola por la cola.
La pobre y apaleada serpiente se arrastró una noche hasta la casa del Maestro para quejarse. El Maestro le dijo: "Amiga mía, has dejado de atemorizar a la gente y eso no es bueno".
"¡Pero si fuiste tú quien me enseño a practicar la disciplina de la no - violencia!"
"Yo te dije que dejaras de hacer daño, no de silbar".
Y la moraleja del tito vichen...
Nos quitamos la armadura para madurar, para ser más buenos, para evolucionar... lo que quieras. Y en cuanto te quitas la armadura que has creado para sobrevivir en el campo de batalla... zas.. flechazo en todo el corazón y muerte automática
Moraleja: Procura quitarte la armadura en la más completa oscuridad, para que nadie descubra donde tiene que dispararte.
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